Gótico

 

El desarrollo del arte gótico va unido a la evolución de la sociedad occidental en los últimos siglos de la Edad Media. En el área levantina florece este estilo desde finales del siglo XIV y durante todo el siglo XV.

La temática de la pintura y de la escultura refleja la nueva mentalidad urbana y recoge los gustos de una clientela burguesa cada vez más numerosa. Asimismo, en el repertorio cristiano se notará el influjo de la predicación de las órdenes mendicantes, las cuales promueven temas cotidianos. El esfuerzo para humanizar el arte religioso se hace necesario para conectar con unos fieles que ya no se identifican con el simbolismo románico.

Así pues, las técnicas pictóricas se dirigen hacia el estudio de la anatomía y ensayan con la perspectiva con el fin de lograr la representación realista de las figuras y de su entorno. La superficie del cuadro quiere ser una ventana a través de la cual se observa un fragmento del mundo visible.

A partir del siglo XV emerge la corriente estilística más interesante, el llamado gótico internacional, que fusiona las diversas tendencias pictóricas francesas, italianas y nórdicas en un estilo preciosista y refinado. Se caracteriza por una exquisita atención a los detalles, fruto de una profunda observación de las formas naturales por parte del artista. Al final de siglo, la influencia flamenca, llevará a un naturalismo menos idealizado.

Escudos de parada

Escudos de parada

 

Sant Antoni, del Mestre de la Porciúncula

Sant Antoni