Siglos XIX-XX

 

Durante los siglos XIX y XX se van a producir una serie de cambios radicales y conflictos sin precedente en múltiples facetas de la vida social e individual, no solo en Europa, sino en todo el mundo. El arte, como producto también social e individual, va a acusar transformaciones tanto en la concepción y en la ejecución de las obras como en su reproducción y distribución.

En la primera mitad del siglo XIX aparecen dos grandes movimientos con una temática esencialmente histórica y épica: el neoclasicismo y el romanticismo. Se ha considerado a la escultura como el arte neoclásico por excelencia, si bien, en España tuvo un desarrollo particular y menos ostentoso que otras disciplinas debido al peso de la tradición imaginera, al servicio de la devoción religiosa.

El realismo —con escenas cotidianas y un tono de denuncia social— y el impresionismo —con la representación directa y espontánea del mundo natural— son las corrientes pictóricas características de la segunda mitad del siglo XIX.

El siglo XX viene marcado por las dos guerras mundiales y sus terribles secuelas, los genocidios y la destrucción en masa. Los avances en la ciencia y la tecnología imprimirán gran velocidad en todos los desarrollos humanos. La actividad artística es, asimismo, frenética y muy creativa.

Desde el inicio de siglo se suceden los movimientos vanguardistas y estilos individuales totalmente revolucionarios en la concepción y expresión artísticas. Fauvismo, expresionismo, cubismo, abstracción, dadaísmo, surrealismo, pop-art,... son manifestaciones de un arte que, como la sociedad, poco tiene ya que ver con el del pasado.

La caridad romana, de Antoni Solà

La caridad romana

 

La expulsión de los moriscos, de Gabriel Puig Roda

La expulsión de los moriscos

 

Segadors castellonecs, de Vicent Castell

Segadors castellonecs

 

Maternidad, de Juan Bautista Adsuara

Maternidad