Renacimiento

 

Nacido en la Italia del siglo XV, el estilo renacentista se caracteriza por un marcado interés por el arte grecorromano clásico, en el cual busca la inspiración. Así, dentro de las artes plásticas encontramos gran abundancia de temas profanos y mitológicos que conviven con temas de la tradición judeocristiana.

En España se localiza en los siglos XVI y XVII y, al igual que en Francia, tendrá su punto de referencia en la Edad Media más que en la antigüedad clásica. Será la Valencia de los Borja la primera ciudad receptora de las corrientes pictóricas italianas mediante la importación de obras y el desplazamiento o intercambio de artistas.

El arte del renacimiento supone un retorno a la naturaleza y a la medida humana. Las figuras, paisajes y elementos arquitectónicos se conciben tomando como canon al ser humano. Este tratamiento formal e intelectual se asienta en el pensamiento humanista, de desigual desarrollo en cada país y siempre bajo la sombra inquisitorial del poder eclesiástico.

La simetría, el equilibrio, el dibujo delicado y los matices de color son característicos de este estilo que, mediante la perspectiva lineal y aérea, consigue crear un espacio pictórico donde la sensación de profundidad y de realidad se acentúa. La capacidad técnica de unos artistas implicados teóricamente en sus obras es formidable y empiezan a ser considerados socialmente.

Descendimiento de la Cruz, de Joan de Joanes

Descendimiento
de la Cruz